vencer el miedo

Cómo vencer el miedo

En este artículo te hablo de algunos miedos frecuentes que podemos padecer y sobre todo cómo vencer el miedo. El miedo es una de las emociones básicas de adaptación y supervivencia.

Se nutre de la experiencia y nos permite prever y valorar riesgos.

Hasta aquí todo suena muy bien, pero no es tan sencillo.

El miedo es una emoción displacentera, cuyos efectos desagradables activan nuestro sistema de alerta, y ponen en marcha mecanismos de protección, huida o acción.

Lo desencadena algunos factores que tienen que ver con los rasgos de nuestra personalidad.

Tienen que ver con la forma en la que gestionamos nuestras emociones, con el modo en el que pensamos e interpretamos los acontecimientos.

También, con nuestra biografía y el aprendizaje social y cultural, hacen que el miedo, deje de ser un “recurso adaptativo” para convertirse en un obstáculo en nuestra vida.

Miedo en el cuerpo

El corazón en la garganta, el estómago encogido y los pelos de punta.

Cuando creemos tener miedo, nuestro cuerpo responde más allá de nuestro control.

Por eso la ciencia ha analizado en muchas ocasiones cómo nos afecta el miedo.

Estas son algunas de las conclusiones que han surgido de esos análisis.

El mecanismo que desata el miedo se encuentra en el cerebro reptiliano, que regula acciones esenciales para la supervivencia, y en el sistema límbico, que regula las emociones y las funciones de conservación del individuo.

La amígdala, incluida en este sistema, revisa continuamente la información recibida a través de los sentidos.

La amígdala despierta la respuesta del hipotálamo y la pituitaria, que segrega hormona adrenocorticotropa.

Casi al mismo tiempo se activa la glándula adrenal, que libera epinefrina, un neurotransmisor.

Ambas sustancias químicas causan la generación de cortisol, una hormona que aumenta la presión sanguínea y el azúcar en sangre y suprime el sistema inmunitario.

La función pulmonar y cardiaca se aceleran para llevar el oxígeno a todos los músculos.

Los vasos sanguíneos se contraen en muchas partes del cuerpo, por eso te pones pálido o muy colorado, o alternas entre ambos estados.

La función estomacal y del intestino alto se inhibe, hasta el punto en que la digestión se ralentiza o incluso se detiene.

Los esfínteres se ven afectados de forma general, causando en algunas ocasiones una pérdida de control.

Además, la vejiga se relaja (empeorando el problema anterior).

En cambio, la respuesta que causa las erecciones se inhibe.

Se inhiben las glándulas lagrimales y las que producen saliva, así que se te seca la boca y rara vez lloras durante un gran susto.

Dilatación de las pupilas, visión con efecto túnel y pérdida de audición.

Por eso en momentos en que estás muy asustado no ves ni oyes prácticamente nada más que lo que te asusta.

Si lo crea la mente evidentemente es una ilusión.

Tu corazón se acelera porque te habla.

Se manifiesta tu energía y divinidad, escúchate.

Tu creas tu realidad y tu organismo se ve afectado conforme a lo que crees.

Algunos miedos frecuentes

El miedo a fracasar o a equivocarnos, a la soledad, a la enfermedad… pueden ser miedos, que no respondan a un riesgo real.

Es entonces cuando afectan a nuestras iniciativas, a nuestras decisiones… y al contrario de ser útiles, bloquean y limitan la consecución de nuestras metas.

El miedo es adaptativo, pero puede llegar a cambiar su función y limitar y bloquear nuestra vida.

Por lo tanto, estos son algunos aspectos psicológicos de 5 de los miedos más frecuentes.

Conocer cuáles son tus miedos puede serte útil para reflexionar sobre ellos y tus distintos tipos de afrontamiento, y permitirte buscar soluciones que puedan ser más efectivas.

Estos son los miedos más frecuentes:

  • A la soledad o al abandono
  • Futuro, la muerte, la enfermedad o a envejecer
  • Fracaso, a equivocarse o a tomar decisiones
  • Miedo a perder el control o a hacer daño a los demás
  • Al “qué dirán”, al rechazo o a hacer el ridículo

¿Cómo vencer el miedo o los temores más profundos?

8 técnicas para gestionar tus miedos.

Identifica tu miedo: ¿cuándo aparece? ¿qué intensidad tiene? ¿fluctúa de unas situaciones a otras? ¿es muy frecuente?

Somete tu miedo a prueba: ¿los datos de la realidad justifican ese miedo?

Reflexiona sobre las consecuencias de lo que temes: ¿qué es lo más grave que podría suceder?

Habla de tu miedo

No se trata de que estemos continuamente hablando de él, sino de compartirlo con alguien que pueda darnos otra visión, otra perspectiva sobre la situación.

Afronta tu miedo de manera progresiva

La estrategia automática o inicial ante el miedo es la evitación del estímulo o de la situación que lo genera.

Ese alivio producido por la evitación o escape del miedo es el causante de que la problemática se mantenga en el tiempo, funciona a modo de “parche” o de “tirita” temporal.

Piensa en estrategias que te permitan hacer frente a tu miedo en diferentes escenarios de manera controlada y progresiva, irás ganando recursos personales y en autoeficacia.

Observa los miedos en los demás

Detectar miedos en las personas de tu entorno puede darte una perspectiva más objetiva del funcionamiento del miedo y ayudarte a normalizar ciertos procesos

¿Qué le dirías a alguien que tiene un miedo diferente al tuyo?

Reflexiona sobre lo qué harías si no tuvieras ese miedo

Piensa acerca de los costos o limitaciones que tiene para ti ese miedo.

Puede motivarte a iniciar estrategias de cambio y solución, si piensas en los beneficios que podrías obtener superando el miedo.

Pide ayuda especializada

Si detectas que el miedo comienza a limitarte en tu día a día, es más eficaz contar con ayuda de un o una profesional especializada.

Los psicólogos pueden enseñarnos a adquirir las herramientas y los recursos necesarios para afrontar de manera efectiva dificultades como esta.

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El valor que tiene para nuestra vida el auto-conocimiento: reconocer nuestras tendencias, cómo sentimos, pensamos y actuamos, es incalculable.

El miedo es una compleja emoción que puede afectarnos, condicionar y limitar nuestro día a día, de un modo extraordinario.

Por eso, identificar y comprender nuestros miedos, aprender las estrategias que nos permitan gestionarlos, es una labor del todo útil e inteligente, una meta que nos permitirá disfrutar con plenitud y bienestar de nuestra vida.

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Si padeces alguno de estos miedos y necesitas apoyo terapéutico consulta este link, te podría ayudar.

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