8 problemas generados por inestabilidad emocional
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La inestabilidad emocional pareciera haberse integrado a la vida de las personas como parte de su normalidad, se reporta como «He estado un poco estresado» sin darse cuenta del impacto en su vida y de las personas que lo redean.
Hagamos las siguientes reflexiones:
- ¿Pasas del entusiasmo a la indiferencia en poco tiempo?
- ¿Inicias actividades que rápidamente te aburren y las dejas?
Cuando somos una montaña rusa de emociones y no tenemos constancia en todo aquello que comenzamos.
¡Alerta! Pueden ser síntomas de inestabilidad emocional.
Pero ¿cómo detectar este desequilibrio?
Y, sobre todo, ¿cómo tratarlo?
Si te interesa el tema, sigue leyendo.
Qué es la inestabilidad emocional
Que las personas estemos unos días más alegres y otros con el ánimo más decaído entra dentro de la normalidad.
Asimismo, los enfados, los malestares puntuales y las tristezas pasajeras son también procesos más que normales.
En definitiva, las emociones existen por algo, para conseguir nuestros objetivos, para comunicarnos y para sobrevivir.
El problema surge cuando estas emociones dejan de ser adaptativas.
Las emociones son el fundamento de nuestra actividad mental.
Sin ellas, no seríamos capaces de orientarnos hacia ningún objetivo en concreto
No sabríamos de una manera aproximada qué queremos en nuestras vidas y qué no.
Hay que tener presente que las emociones no son equivalentes a los estados de ánimo.
Las emociones son reacciones más intensas, variables y momentáneas ante determinadas situaciones.
El hecho de sentirnos bien o mal de ánimo, es un estado que puede prolongarse durante semanas
Está determinado por la función del sistema nervioso, las propias experiencias, el estilo de vida, entre otros factores.
Vivir con una persona con inestabilidad emocional
Lo que ocurre con las personas inestables es que su estado de ánimo también varía frecuentemente como lo hacen sus emociones.
Entonces, nos podemos dejar llevar excesivamente por ellas, llegando a conductas extremas, inadecuadas y que traerán problemas de convivencia.
Si tú eres inestable o vives con alguien así, seguro te preguntas qué hacer para mejorar y vivir una vida psicológicamente más plena.
Una persona emocionalmente estable tiene una forma determinada de vivir los acontecimientos de su vida.
Afronta las cosas de manera coherente, tiene un equilibrio en su forma de pensar y actuar, puede gestionar las situaciones a las que se enfrenta.
Confronta las dificultades de su vida de manera realista, sin pretender cambiar a las otras personas para “tener una vida feliz”.
La inestabilidad emocional es una alteración mental que se caracteriza por una exagerada variación en los estados emocionales de la persona.
Se sufren cambios relativamente bruscos en el estado de ánimo, se pasa de la alegría a la tristeza o de la máxima motivación a la completa indiferencia de un momento a otro.
Es común vivir épocas de emociones intensas: alegría desbordante o desesperación aterradora, sin términos medios o equilibrio.
La inestabilidad emocional aparece de forma constante.
Altibajos de sentimientos y emociones sin una causa concreta que la pueda explicar, sin motivo aparente o por causas insignificantes.
Tarde o temprano esto se convierte en un riesgo para nuestra salud mental y nuestro bienestar emocional.
Frecuentemente tenemos conflictos en las relaciones ya que nos causa malestar tanto a nosotros como a nuestro entorno social.
Por lo tanto, algo que debemos saber es que es una disfunción psiquiátrica que parece incontrolable.
Un estudio del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres explica que esta personalidad entra dentro del espectro del neuroticismo.
La inestabilidad emocional es una disfunción en nuestra estructura psíquica, que puede convertirse en un trastorno.
Eso sí, es importante apuntar que no es sinónimo de padecer un trastorno.
A menos que los síntomas vayan más allá y sea Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o Trastorno Bipolar.
Si no tratamos la inestabilidad emocional, nuestra calidad de vida se resiente
Sentimos un intenso dolor en el alma, irritabilidad, angustia, ansiedad, o depresión.
Impacto de la inestabilidad emocional en las habilidades sociales
En consecuencia, nuestras habilidades sociales se debilitan y comenzamos a tener problemas con nuestros círculos cercanos.
Las personas con inestabilidad emocional suelen centrarse excesivamente en las experiencias que les hacen sentir enfado, miedo o tristeza.
No dan atención a aquellas que le provocan felicidad, paz y serenidad.
Podemos ser muy reactivos a las circunstancias o acontecimientos externos y con poca tolerancia a la frustración.
Algunas veces, la inestabilidad emocional puede ser prácticamente inocua, cuando el contexto, nuestra familia y amigos nos apoyan.
En la mayoría de los casos, es un malestar tanto para quienes lo experimentamos como de nuestros vínculos, los cuales poco a poco se desgastan.
Es posible que si padeces este trastorno seas enamoradizo.
Generalmente, se tiene una gran dependencia afectiva que muchas veces, no reconocen y no es posible asumir.
Normalmente, no se puede manifestar la dependencia e inseguridad verbalmente ni siquiera a uno mismo, ni a la familia.
Probablemente buscas apoyo en personas que son tus pilares
Depositas expectativas de más que, cuando fallan, tu respuesta es una reacción autodestructiva que te afecta a ti y a todo tu entorno.
El trastorno de inestabilidad emocional deja huellas dolorosas y dificulta las relaciones interpersonales.
La inestabilidad emocional provoca un encierro interno a pesar de sus expresiones explosivas o eufóricas.
Esto impide tener relaciones sólidas y estables, imposibilita la buena comunicación así que vivimos con angustia y ansiedad.
Síntomas y causas de la inestabilidad emocional
¿Cómo es una persona inestable?
Para conocer cuándo alguien es inestable debes saber cuáles son los comportamientos más comunes que suelen aparecer.
Es importante destacar que todos somos únicos y que no se trata de ofrecer arquetipos donde encasillar a nadie.
Sin embargo, saber cómo se siente y actúa una persona con dificultades emocionales nos ayuda a relacionarnos mejor
Así sabemos a lo que nos enfrentamos.
Podemos observar los siguientes síntomas en personas que padecen inestabilidad emocional:
- Periodos de tristeza, abatimiento y apatía, desinterés, irritabilidad e incapacidad para experimentar placer.
En esta etapa, se produce la desgana y la pérdida del interés y se cruza la angustia con la irritabilidad. - Estados de euforia. Pasan por periodos de intenso optimismo e ilusión, y entablan relaciones con facilidad.
En esta fase la persona siente una gran motivación, tiene una actitud optimista y se siente capaz de alcanzar cualquier meta que se proponga. - Inconstancia para perseverar un objetivo marcado. La persona está motivada por sacar adelante sus proyectos, pero cuando entra en la fase depresiva los deja sin terminar.
- Baja tolerancia a las frustraciones. Este estado viene marcado por la dificultad para controlar las emociones y por una gran susceptibilidad.
- Baja autoestima. Alimenta la desconfianza en los demás.
- Talante enamoradizo, derivado de una gran dependencia afectiva no reconocida. Suelen ser dependientes e inseguros. Necesitan apoyarse en los demás.
- Débil control emocional. Tendencia a la labilidad, a la fragilidad, la flojera.
Tienen gran dificultad para separar los diferentes ámbitos de su vida.
Los conflictos familiares se trasladan a la pareja, el trabajo o los amigos.
Dicha inestabilidad también supone que las personas que la sufren no sepan separar sus problemas personales de otras áreas u ocupaciones como los estudios o el trabajo.
Las causas de la inestabilidad emocional
Las causas de la inestabilidad emocional pueden ser variables, ya que intervienen diferentes factores.
El estrés suele ser la causa más común de este desequilibrio, pero también influyen otros aspectos:
- Cambios en el biorritmo de vida y del metabolismo.
- Insomnio o problemas para concentrarse.
- Factores genéticos.
- La forma de educación recibida (la sobreprotección en la infancia y adolescencia, por ejemplo, puede conllevar una mayor inestabilidad en la edad adulta).
- Síndrome premenstrual y embarazo.
- Alimentación y estilo de vida poco saludable y equilibrado.
Causas espirituales de la inestabilidad emocional
Es frecuente que la avalancha de emociones que se viven no tenga una explicación racional porque no hay una causa tangible que las origine.
Estas causas la inestabilidad emocional podemos encontrarlas al hacer un análisis del árbol genealógico.
Podemos descubrir que se trata un de un síntoma transgeneracional por un evento sucedido en el pasado con alguno de nuestros ancestros.
De igual manera, puede detonarse debido a una desconexión con el espíritu, una fractura del alma.
Quizás en alguna vida pasada, un suceso traumático haya fragmentado nuestra alma y ese dolor lo traemos arrastrando varias vidas hasta poder sanarlo.
Esto se puede manifestar de diferentes maneras, situaciones que repetimos y que detonan o intensifican la inestabilidad emocional:
- Problemas económicos
- Problemas con la pareja
- Vincularse con parejas tóxicas
- Incapacidad para conseguir pareja
- Insatisfacción con el trabajo que se realiza
- Eterna búsqueda de la verdadera vocación profesional (sin resultado)
- No encontrar sentido a la vida
- Sentir que no se tiene un propósito de vida
Consecuencias de ser emocionalmente inestable
Si bien es cierto que los síntomas del desequilibrio emocional varían en cada persona, hay patrones de conducta que suelen ser comunes.
Cuando las emociones nos llevan hasta el punto de que son ellas las dueñas de nuestro comportamiento, se puede intuir que padecemos inestabilidad emocional.
Por eso en la actualidad la educación emocional ha cobrado tanta importancia.
8 problemas de padecer inestabilidad emocional
Perder el control de las emociones
La inestabilidad emocional hace que los estímulos del presente se impongan con facilidad a los estados emocionales derivados de experiencias que han pasado hace poco.
Incluso aunque las nuevas situaciones que desencadenan esas emociones sean aparentemente menos importantes.
Es común dejarnos llevar por nuestras emociones cambiando según cambian estas y desconcertando a nuestro entorno.
Generalmente, unido a esto aparecen dificultades para tolerar la frustración.
Esto quiere decir que cuando algo no sale como deseamos enfurecemos o nos sentimos irritables y con sentimiento de ser mal tratados.
Al dejarnos llevar por las emociones, somos más vulnerables a ser manipulados por la psicología inversa.
Ser peligroso para uno mismo
Puede que en ciertos aspectos parezca que vivimos la vida con intensidad, ese el cuento que nos contamos.
El hecho de ser tan sensibles a los cambios que se presentan hace que con frecuencia focalicemos la atención en las experiencias que nos hacen sentir mal.
Irónicamente, al intentar alejarnos del malestar, le damos más atención que a disfrutar de los momentos de felicidad.
Con frecuencia aparecen conductas de ira dirigida a los demás o a uno mismo.
Estas conductas pueden ser peligrosas incluso para nosotros mismos pues para sentirnos mejor pueden aparecer conductas desadaptadas.
Frustración y rigidez en la vida debido a una baja autoestima
Tener autoestima baja, no significa que lo demostremos.
A veces parecemos muy centrados, seguros, incluso, se llega a manipular haciendo sentir que no nos valoran como merecemos.
El pensamiento suele ser muy rígido y solo ven amigos o enemigos, blanco o negro, buenos o malos.
Se repiten pensamientos dicotómicos. Esto hace que entremos en desconfianzas y conflictos con frecuencia.
No ven que otras personas puedan guiarse según otros parámetros más flexibles en su vida.
Generalmente no asimilamos bien que nuestras expectativas se frustren. Tenemos una baja tolerancia a la frustración.
Cuando algo no resulta como se esperaba, se despliegan una serie de respuestas emocionales y conductuales muy intensas y extremas como ira, agresividad (ya sea con uno mismo o con los demás), consumo de drogas, promiscuidad…
Problemas de comunicación
Los problemas de comunicación con otras personas están siempre presentes, de manera que hay discusiones constantes.
Al estar siempre en esta lucha incesante, no es posible resolver las situaciones de manera exitosa
No es posible encontrar soluciones positivas, cediendo o negociando.
No se miden las consecuencias de las acciones
Al ser personas impulsivas, no nos damos cuenta de que lo que hacemos puede tener consecuencias negativas.
Esto hace que cada vez surjan más problemas que se acumulan hasta ser imposibles de gestionar.
Sufrir desilusiones amorosas al tener amores poco realistas
Si somos enamoradizos, idealizamos a las personas, lo que nos lleva a ser emocionalmente dependientes.
Cambiamos de pareja con relativa frecuencia por una razón muy concreta: nos resulta difícil estar solos.
Es común vivir constantemente con un sentimiento de vacío interior, por lo tanto, es difícil estar solos.
Si en el amor somos idealistas, ponemos en un pedestal a las personas.
El problema es cuando nos desilusionan, entonces somos exageradamente críticos.
Esto nos puede hacer dependientes emocionalmente de los demás.
Es difícil mantener un equilibrio entre las emociones y una conducta adaptada.
Frecuentemente acabamos teniendo problemas familiares, sociales y/o laborales.
Problemas y dificultad en sus relaciones
Cuando tenemos una pronunciada inestabilidad emocional aparecen dificultades para tener una red social y de apoyo amplia.
Las habilidades sociales se resienten a causa del bajo control sobre las emociones.
Los problemas de comunicación disminuyen la capacidad de expresar lo que se siente.
No podemos explicar con claridad lo que sentimos.
Confundimos a los demás con explicaciones y justificaciones acerca de su estado de ánimo y reacciones.
De esta manera, se hace imposible para quienes nos rodean entender qué nos pasa y qué nos está afectando.
Si sufrimos de inestabilidad emocional experimentamos una gran dificultad para separar los diferentes ámbitos de la vida.
Los conflictos familiares son trasladados a la vida laboral, a las amistades y cualquier dificultad en el trabajo se transfiere a la familia y amigos.
Todo esto acarrea muchos problemas en el área social, laboral, familiar.
El caso extremo: labilidad afectiva
Cuando la inestabilidad emocional llega a ser tan pronunciada que puede considerarse síntoma de un trastorno mental.
Es conocido como labilidad afectiva o emocional.
Se trata de un fenómeno frecuente en trastornos de tipo psicótico como por ejemplo la esquizofrenia, la ciclotimia o el trastorno bipolar.
En estos casos, la situación es grave e incluso puede ir de la mano de otros síntomas, como por ejemplo las alucinaciones.
Tratamiento de la inestabilidad emocional
La buena noticia es que el trastorno de inestabilidad emocional tiene tratamiento.
La mejor manera de combatir la inestabilidad emocional es conocer a fondo su funcionamiento, causas y manifestaciones.
A veces, solo con terapia podemos estabilizar las emociones, encontrar armonía, equilibrio y realización personal.
El objetivo es gestionar mejor la frustración y ser más asertivos.
Para lograrlo, nos podemos apoyar de distintos métodos como la psicoterapia, hipnosis, terapia cognitiva, mindfulness.
Pero también cuando el origen está fundado en el árbol genealógico o que estamos arrastrando una fractura provocada en vidas pasadas.
En estos casos se puede tratar con terapias holísticas para sanar vidas pasadas o con análisis sistémico transgeneracional.
No obstante, si crees que puedes sufrir este problema lo más adecuado es que acudas a un especialista.
¿Podemos aprender a controlar las emociones con inestabilidad emocional?
En los casos no patológicos de inestabilidad emocional, es posible entrenar la capacidad para regular las emociones de una manera adaptativa.
Para gozar de un mejor equilibrio emocional, es necesario pasar por una serie de situaciones prácticas que nos ayuden a trazar nuevos hábitos de vida
Es una visión coherente de nuestras experiencias.
Se requiere una modificación de nuestras creencias fundamentales mediante lo que se conoce como reestructuración cognitiva.
De este modo, interpretaciones distorsionadas de la realidad, que nos vuelven propensos a los cambios súbitos de humor, perderán fuerza.
Qué hacer para resolver la inestabilidad emocional
Cómo se cura
¿Se puede curar la inestabilidad emocional? Sí, pero con matices.
La inestabilidad emocional tiene tratamiento, aunque es muy importante que estemos motivados a cambiar y mejorar.
Para poder cambiar algún rasgo que nos hace daño, debemos tomar conciencia de éste.
Y consciencia de que este comportamiento acarrea problemas; así como desear cambiarlo realmente.
Un aspecto que debemos considerar sobre la inestabilidad emocional es que esta condición no surge de un día para otro.
Hablamos de un estilo de personalidad.
Es un enfoque personal donde interiorizamos y automatizamos los comportamientos aquí mencionados.
No obstante, en la actualidad se disponen de múltiples enfoques y estrategias para dar respuesta a la inestabilidad emocional.
Si bien es cierto, no todos los casos son iguales y no todos respondemos a las mismas estrategias.
Habrá casos que requieran también de una respuesta farmacológica.
Sobre todo con perfiles que presenten trastornos de personalidad.
Se trata de un proceso, que implica un gran compromiso personal y esto debe estar claro desde que se toma conciencia.
Los comportamientos inestables están tan arraigados que la mayor parte del tiempo no nos damos cuenta de que los tenemos.
Sin embargo, si lo deseas, con la ayuda adecuada y el tesón suficiente se pueden transformar en comportamientos adaptativos.
Sanar la inestabilidad emocional es una tarea seria.
No se trata simplemente de desear cambiar las emociones sino más bien de saber qué hacer con ellas cuando surgen.
No dejarse abrumar por las emociones y comportarse sin pensar.
Las técnicas para potenciar la estabilidad emocional son diferentes entre sí, aquí te describo algunas.
Lo recomendable es acudir a un terapeuta que te ayude a poner en marcha tu proceso de cambio.
Enfriar la mente
Cuando vivimos con inestabilidad emocional nos acaloramos y reaccionamos de manera visceral y explosiva, sin pensar.
Es necesario aprender a ver los problemas desde una cierta distancia emocional.
Eso permitirá poder analizarlos y gestionarlos mejor.
Una manera puede ser distanciándose de la situación, entreteniéndose con cualquier actividad que nos produzca placer, mientras sea sana.
Salir a pasear con el perro, montar en bici, escuchar música o ver una película a solas hacen que nos entretengamos.
Así despejamos nuestra mente y nuestro nivel de ira; el malestar baja considerablemente pasado un tiempo.
Solución de problemas
Alejarnos de la situación y calmar el enojo está muy bien.
Hace que veamos las cosas desde otro prisma, pero podemos ir más lejos.
Podemos abordar la situación problemática.
La técnica de solución de problemas es muy fácil de llevar a cabo y nos puede ayudar mucho.
Se trata de generar muchas alternativas de solución que no incluyan la violencia.
No a la autoagresión, ni la agresión con los demás, ni otras conductas desadaptativas.
Hemos de dejar claro y entender que ninguna es ventajosa al 100%, pues todas tendrán ventajas e inconvenientes.
Una vez tengamos varias las alternativas, valoramos cada una con una puntuación y elegimos la que más ventajas tenga
O la que tenga menos inconvenientes y la llevamos a cabo.
Creamos un plan para afrontar los inconvenientes que puedan surgir de la solución elegida.
Así no nos toma por sorpresa y reaccionamos mal ante la frustración.
Lo importante es tomar una decisión y no aplazarla, aceptando aquello que no salga como nos gusta.
Diálogo socrático con nosotros mismos
El diálogo socrático es una técnica que consiste en cuestionar nuestra propia forma de pensar.
Esta estrategia, guiada por un buen profesional puede dar grandes resultados.
Primero tenemos que identificar la situación o problema que nos está produciendo emociones intensas y malestar.
Una vez que la hemos identificado, nos preguntamos qué estamos pensando sobre ella.
Tras identificar estos pensamientos dañinos, comenzamos a cuestionarlos.
Ayuda mucho escribir nuestras preguntas y respuestas en una libreta.
Cuando nos cuestionamos y nos respondemos a nosotros mismos conforme a la realidad, las emociones cambian por completo
Logramos tener emociones más adaptativas y calmadas.
Entrenamiento en asertividad
Vivir con inestabilidad emocional es carecer de estrategias para expresar con asertividad pensamientos, emociones y necesidades.
Es necesario por tanto un entrenamiento en esta competencia; de este modo, podemos mejorar nuestra autoestima y relaciones sociales.
Así, la asertividad nos permite llegar a acuerdos.
La empleamos cuando vemos violados nuestros derechos o estamos frustrados por algo.
Cuando necesitamos expresar nuestros malestares adecuadamente.
Se siguen los siguientes pasos:
- Valoramos al otro como persona y nos ponemos en su lugar.
- Expresamos la causa de nuestro malestar, pero sin juzgar.
Las personas se equivocan y es necesario diferenciar a las personas de sus comportamientos. - Tras expresar nuestro malestar, proponemos una solución para que no vuelva a ocurrir.
Tomando en cuenta también las propuestas del otro o sus opiniones.
De esta manera negociamos y llegamos a un acuerdo.
No hace falta gritar, pelear, ni insultar…esto generaría más problemas y no llegaríamos nunca a una solución.
La inestabilidad emocional responde muy bien a enfoques basados en la reestructuración cognitiva.
Meditación
Es una técnica aconsejable porque disminuye la activación de la amígdala que controla las emociones.
Nos ayuda a centrarnos en el momento actual, desarrollando la capacidad de reflexión.
Debemos hacerla habitualmente, no en el momento de la alteración emocional.
Aquí puedes encontrar meditación Mindfulness gratuita cada mes (on line).
La interpretación emocional
Una misma emoción nos puede llevar a distintas conductas, todo depende de la interpretación que le demos.
Ejemplo: la ansiedad ante una charla en público puede verse como negativa porque la persona piensa que le va a salir mal.
Otra persona puede interpretarlo como ganas de realizar la charla y su actitud será totalmente diferente.
En un caso la persona se sentirá indefensa, en otro motivada y animada.
Se trata de decidir la interpretación que hacemos de nuestras emociones, y así, potenciar el bienestar.
Realzar las virtudes de uno mismo
Es una de las mejores estrategias para reforzar el autocontrol emocional.
Relativizar los aspectos malos de una situación realzando los positivos de manera que puedas autoafirmarte como persona válida.
Es útil en ciertos momentos recurrir a la autoafirmación.
Por lo tanto, es indispensable escuchar lo que nos decimos, las palabras son decretos.
Cuando comenzamos a sentir una emoción negativa debemos buscar un punto de vista alternativo y positivo.
Anteponerse a las emociones y distraer la atención
Esta técnica es eficaz cuando estamos comenzando a tener una emoción negativa pero no hay tiempo para canalizarla de otra forma.
Distraernos con otra cosa puede ayudar a que el efecto de esa emoción no escale.
Se puede tener distracciones preparadas, como lecturas, vídeos, o pensar en algo que vas a hacer este fin de semana.
Esta técnica es sencilla, pero muy eficaz.
Al no estallar y no dejarte llevar puedes comenzar a pensar sobre el problema de manera pausada.
Pensar en las consecuencias
Si las dejamos estallar a las emociones negativas, tienen consecuencias reales en nosotros y en los demás.
A largo plazo, pueden ser negativas,.
Por ejemplo, nuestra pareja puede no querer seguir con nosotros porque nuestra forma de reaccionar no sea adecuada.
Pensar en las consecuencias de las distintas reacciones, en realidad es una forma de preservarte a ti mismo.
De trabajar la superación personal y de ser capaz de controlarte para evitar ser autodestructivo.
Test de estabilidad emocional
Si tú o alguien que conoces está pasando por una situación similar a las descritas en este artículo, podrían tener un momento de inestabilidad emocional.
Pongo a tu disposición es siguiente test orientativo para que hagas una primera evaluación y, en caso de que el resultado lo sugiera, te acerques con algún profesionista que te pueda apoyar.
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